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viernes, 20 de septiembre de 2013

ENCOMIO A LA ROSA ENCARNADA



(a Paula Ruggeri)

La Rosa es blanca en su bastión de nieve
Y es el Infierno, Cielo en su promesa.
Sabiduría, ardor de Rosa aleve.
¡Oh Zeus que es oro y en la lluvia besa!

Y Rosa encarna y en sus labios bebe,
el caballero que a la noche reza.
Su espada en cruz, su sangre triste y leve,
toma la dulce Fruta en la certeza:

“Que el Infierno es el único poema”.
“Los fuegos queman de Tristán, las manos”
¡ Y Francesca refulge en su diadema!

“La juventud es la locura añosa”.
Paraíso es mujer; dioses profanos,
rojos de celo y celo de la Rosa.

Hugo Celati (2013)
Imagen: evaristocultural.com/ creesquesoysexy.blospot.com

TODO EL SILENCIO CABE...



Todo el silencio cabe en la letra perdida
Toda voz se refugia en las sábanas mudas.
Cada palabra lleva la marca de una herida.
Cada grito el espanto de las horas desnudas.

Y en cada muerte nace el germen de una vida.
Y en la certeza el mapa de tantísimas dudas.
En el dios de los justos se esconde un homicida.
En el sicario, un Cristo. Ensoñación de Budas

teje el cordel del tiempo con las manos cansadas.
La realidad se yergue en fantasmal locura.
En lo que es, relucen inconfundibles nadas

En el acero duermen infinitas espadas
¿quién no ha visto el engaño? La verdad, su impostura.
Y el sabio es el vigía de las puertas cerradas.

Hugo Celati (2013)
Imagen: Fabián Vastasimón



NO SABE...NO SÉ...QUIÉN?



No sabe. No sé. ¿Quién?
En las cúpulas arden
Vientos
los pájaros
luceros de alcoba y
silencio en fúnebre redoble.
Hormigueo de la víscera
gota a gota.
¿A qué vamos o venimos?
Dos y tres y
lo que escapa del número impreciso .
Hay en el ay y en la
palabra
rosas de rojo silabeo
inconcluso y
la noche en el puñal.
Siempre.

Hugo Celati (2013)
Imagen: Moka Pollak

jueves, 19 de septiembre de 2013

TRISTEZA



En los oscuros lindes de la noche cerrada
un gato se pasea por los techos heridos.
Sopla un viento en los huesos y su caricia helada,
arranca a las estrellas sus fúnebres ladridos.

Voces de viejo espanto en la luna quebrada.
Tristeza de pájaros se acurruca en los nidos.
Y en la canción del bardo una voz apagada,
despide a los poetas. Los guerreros vencidos

arrojan sus espadas a la los pies de los dioses.
El paraíso incendia su promesa divina.
Y se escucha en la sala un concierto de toses.

Y las estatuas mudan sus obstinadas poses.
El sueño se profana. Y en el lápiz se afina,
el trazo lastimero que encharcan los adioses.

Hugo Celati (2013)
Imagen: Florencia Menéndez ("Tristeza")

lunes, 17 de junio de 2013

PARTO DE MI Y DE TI





Parto de mí y de tí.

Hacia donde nunca fui y

hacia donde seré,

el mismo u otro.

Parto de los dos y

me encabrito en la rabia espumante que

cae de la copa
en el temple sonoro del

cuchillo o la vana

oscuridad

esfumada en las
cúpulas del pensamiento.

Parto de nosotros hacia

el camino que nos

resta del orbe

y sus precisas circunstancias,

hacia el olvido entrañable

que redobla sonidos sagrados,

campanas de dioses

muertos,

empeñados en el ragnarok de sus espadas.

Parto de mí y de ti.

De la palabra que

se desangra inmutable en

la última canción.

Hugo Celati (2012)
Fotografía: Aldo Sessa.









miércoles, 27 de febrero de 2013

TESTAMENTO APÓCRIFO

Señoras y señores. He muerto. No insistan con sus llantos y sus ruegos, donde quiebran rencores el oscuro resentimiento y sus secuaces famélicos de ira. Ya es tarde. No quiero preocuparlos. Pero no es posible el regreso. He muerto a las espaldas del silencio que supe sembrarles en la boca. No se disculpen, sé que han estado ocupados en ninguna cosa, pero en todo caso es en la propia nada, dónde mejor se vive. Yo estoy muerto, pero en buena forma, es decir, perdido en mi destino. No se lamenten…si yo lo hubiera adivinado, tal vez le hubiese sonreído o esas cosas que se piensan cuando ya no importa pensarlas. Tampoco dilapiden el tiempo conversando sobre la memoria de mis pasos. Es estéril. Ya no habrá pasos. Solo olvido. Un olvido al que ustedes, mis queridos, deben aferrarse, para alivio sacramental de culpas y dolores. Si alguno me amó, digo, no se rían, puede recordarme. Pero no lo aconsejo, de modo que no acepto reproches en la tumba estelar de mis vacíos. Si alguno me amó, sepa ahora resistir las tentaciones ostentosas del llanto. Soporte, solo, escondido. Humedezca en su cama solitaria. O márchese para siempre de mí, como yo lo hago ahora. Si alguno me amó, por favor, no rían más, lea de tanto en tanto las palabras que fragüé en la noche. Aborrézcalas después, si es su íntimo deseo. Señoras y señores. He muerto. Descansen en paz. Hugo Celati (2013) Fotografía: Hugo Celati (2006)