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sábado, 8 de mayo de 2010


Solfea el llanto tras la
nota sangre de cuerdas y
de vientos.
Quién teme a la
canción
los vestidos desvisten sus
llanuras y
los mares se
refugian en el vaso.
En tu silueta se
yergue occidental diamante de
las horas,
derramado licor de las
heridas,
ocaso de días sin
morrales ni
junturas
atávico el
deseo se
pronuncia en el
nombre de la
sangre y es un
festín de bocas la
premura y el acoso
triunfal,
celebración frente al espejo
fragmentos las
piezas dispersas de
los cuerpos
contienen la suma de
todas las virtudes,
las dos especies sagradas,
el camino.
Vamos a busca nuestra
cintura
el territorio excesivo
la patria flagrante de los
goces el pórtico de
todas las venturas
la opacidad elegida entre
candiles
gemido del
viento
ventanas que
incendian sus canceles
luna en espesa sucesión de
haces
perros que aúllan bajo
embrujos ciertos la
cruz del sur embriaga
hasta hacernos mas
santos que los ángeles.
Hugo Celati (2010) (imagen: Salvador Dalí)