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jueves, 29 de abril de 2010


Cuando su nombre en la
sombra,
en la orfandad que
fraguó las resonancias,
cuando el silencio sopló sobre sus
ojos la conciencia en la
celda en el
destierro el
ánima y la niña lloviendo
en los colores de una foto,
la cruz de la palabra,
la mirada dispersa sobre
el suelo, la herida en la esencia de
la letra
en el pulso
en la carpeta escolar
en el rodar por el mundo de
su pueblo
las ciudades invisibles de Calvino el
grito mudo
la ensoñada
el crepúsculo
la estatua
el vino en los frágiles vasos.
Cuando estuvo en la
tarima duplicada en la
flor de saberse y de vestirse
en la lucha
en la cuchara del pueblo
en la pequeña multitud inmensa
bendita negritud de
pies al suelo y marcha presurosa.
Cuando ella brotó ante
las miradas y el fuego
la moldeó sinuosa en
la hermosura de las
luces dolientes
solitarias
opacadas en
el rimel de una lágrima
Cuando se puso el sombrero y
contemplaba celestes
diáfanos los cielos en la
bruma
en el adiós
en la certeza de sangres y
hubo en los pies y
las manos y la boca
impulsos de siesta lujuriosa.
Cuando se tuvo en las
nueve lunas y en la
espera de nacerse y
en el germen primero.
Ya la amaba.
Cierto
irremediable
desbocado
desde siempre la amaba hasta el
dolor y su alegría contagiosa
hasta el goce de las
yuntas furibundas.
Yo la amaba.
Hasta el todo de
todo lo que existe,
hasta la risa,
hasta el llanto,
hasta la muerte

Hugo Celati (2010) (imagen: Gustav Klimt)

miércoles, 28 de abril de 2010

HERMOSA, LÁBIL, LABIO...


"...pienso, si, en el bruto libre
que goza donde quiere, donde puede....

César Vallejo

Hermosa lábil labio

otoño de tormenta en el

jardín que respira tras la reja.

Beso .Embrujo.

Indócil animal.

Seda en las manos que buscan la forma de

tu cuerpo.

Los extremos se prolongan en

los brazos.

Se estiran y ríe el sudor de

hembra

la humedad que

atesora las palabras,

el lápiz macho escribe en la

esmeralda abierta de tus

piernas mis piernas y el zumo dulce de las

bestias bellas

celestes ojos verdes y pupilas que

delatan la noche y penetran el silencio.

Dulce flor de pechos rosados se inflama en

el fuego de los vientos.

De cúbito el lecho

de pie junto a la silla cegada

de celos imposibles,

transcurre una pasión que se

desnuda en tu alcoba

en tus gemidos

en tu canto ancestral.

La pura ciencia del goce,

la sabia reflexión de no

saberse y un musitar insultos que

florecen en la piel como plegarias.

Hugo Celati (2010) (imagen:fotografia de Man Ray)

sábado, 24 de abril de 2010


¿Y si el lento transcurrir del
agua en el
silencio nocturno no
fuera otra cosa que el
desvelo de Dios
su líquida conciencia
aventurada
en nuestra vigilia?
Hugo Celati (2010) (Imagen: René Magritte)

lunes, 19 de abril de 2010


Como Aquella que fue
fragmentos de sueños
emboscados
desolaciòn abrigo de la muerte en
el silencio
hoy se yergue una grieta en la pròxima palabra
del olvido
y en la cripta
profanada
luces
se incendian sobre el polvo
los huesos
el adiòs
El habla pasa a dos voces
levantisca
audaz
Juana de Arco galopando
en la furia de estarse de regreso
y la belleza
aún duele
pero ahora
la lluvia se
armó en el horizonte
en los cielos, multitud de niños
dibujan su límpida rayuela
su paso de pie entre las estrellas
La sangre recobra el habla
banderas
auroras
mariposas proscriptas
le devuelven su Nombre.

Hugo Celati (2010) (imagen René Magritte)

jueves, 15 de abril de 2010


Me tuve niño en la sombra
en la conciencia desalojada de Dios.
Allí, el dolor te supo, se
inclinò ante el ìcono de tus ojos
reverenciò frente a
la nada, la lenta
floraciòn de tu nombre
las letras enhuesadas en
la carne dócil en
tu cabello encrespado
aquel paraìso que abismò la caìda del àngel
la sonrisa expulsada
el madero
los clavos
la corona de espinas voraces
el canto que
rezaba letanìas
su eli eli lama sabactani
Vanos los sueños
dispersos
cercados en las callejas del mundo
inhòspita la piel y la herida
que dibujò tu sexo en
la tierra àrida. Incendio en
cifras de aceros glaciales
tùmulo de vidas dispersas
escindida fragua de
tu asonada
Ahora que el tiempo se desvela
líquida melodìa
tu canciòn discurre por los libros
las huellas
los candiles
el susurro a dos gritos
y el cuerpo de mi cuerpo
allì
donde vas a buscarnos
la salvaje
dòcil
dentellada
sudor de cópula
salitre y miel
sabor de aguas pulsando
en los dedos la nota
perdida
el telón descorrido
soledad
de bruces
contra el viento y su ponzoña
cortejos de días que
enviduaron su tristeza
la pequeña alborada
los pájaros
cantando en la ventana
siete y treinta
desnudos
nos dormimos
solo un rato
Porque hay tanta vigilia en el Deseo!
Hugo Celati (2010) (imagen G.Klimt)