
Ambar estuario
líquidas tus horas tu tiempo de
sed
ardor y calma que se busca en
mi
furia taurina
Delectación de las horas escritas por la lluvia, leídas en la cópula feroz en
la reptante atracción y que
los cuerpos lo digan cuando el juego,
dos niños
anhelantes y el silencio partiendo el diamante en bruto
el azar que transmutó en destino
Y es que el ocaso o el acaso no llevan otras cifras que estos ceros desnudos
insultante maravilla derramada por Dios en la
siesta carnal del día octavo.
Vengas o te vayas será
solo un fragmento del infinito demorándose en su lecho.
Lo cierto está en este ayuntarse de ciegos artistas de la luz inesperada.
Y el abocarse eterno.
Y la mañana que nos nace sin remedio.
Hugo Celati (2010) (imagen: Gustav Klimt "El Beso")